Las nodrizas

Un mes antes del nacimiento del infante, se comisiono al cirujano de cámara, para que con su criado, viandista y cocinero se desplazara por las tierras del reino en busca de amas de cría.

Las nodrizas debían de ser de buena disposición, ni gruesas ni excesivamente delgadas, con buena salud, de color no muy blanco ni muy moreno, de entre 21 y 27 años, de dentadura blanca, pechos firmes y no muy cerrados con pezones no muy gruesos, estando de segundo o tercer parto, sin menstruación, con abundante leche y de buenas cualidades, que no hubieran padecido enfermedades contagiosas del cutis y que tuvieran el pelo negro o castaño.

Debían ser de honestas costumbres (casadas); de buena crianza y genio templado; que no hubieran servido en el oficio de criar, limpias y curiosas; que no bebieran vino ni licores.

Hecha la selección por parte del cirujano, se paso a recabar información sobre la conducta de las mismas al Cura Párroco, Cirujano, Médico u otras personas fidedignas. Se comprobó que eran cristianas viejas, libres de toda mala raza, que sus padres o ellas mismas no ejercieron oficios viles, etc.

Las nodrizas elegidas fueron trasladadas a la corte, en donde se escogió al ama de lactancia y a dos más de repuesto, ante cualquier posible eventualidad. Las de reserva vivían acompañadas de sus hijos, a los que continuaban amamantando, en una casa contigua al Palacio y bajo la dirección de una rectora de amas. La ama titular vivía en Palacio mientras su propio hijo era nutrido en el pueblo por otra ama de cría.

La lactancia duró dos años, hasta que los dientes del infante dificultaron el trabajo de las nodrizas. Durante ese tiempo recibieron una respetable retribución y, una vez finalizado el mismo, una pensión vitalicia.


Comentarios y sugerencias: webmaster

Home Page