Era hijo de un modesto albañil, que trabajaba en las obras del real sitio de Aranjuez. Mientras ayudaba a su padre, dio pruebas de una fuerte y hábil inclinación hacia el dibujo, de modo que no tardo en ser utilizado para delinear los planos de los ingenieros franceses que dirigían las obras (Marchand y Brachelieu). Cuando la corte se traslado a Aranjuez y con ella el arquitecto Filippo Juvara (que llevaba entre manos el proyecto del Palacio Real de Madrid). Vio el italiano unos dibujos de Rodríguez y solicito del monarca que su autor le fuera asignado como delineante. A partir de entonces el arquitecto se convirtió en maestro de Rodríguez y cuando murio en 1736, su sucesor Giovanni Battista Sacchetti lo mantuvo con él. Su primera etapa se basó en las obras para el Palacio Real de Madrid. En 1741 ostentaba el cargo de aparejador segundo del Palacio Real. Con un profundo conocimiento de la arquitectura de Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini, fue depurando sus gustos barrocos para seguir una línea más herreriana y finalizar su obra plenamente integrado en la arquitectura academicista. En 1747 fue nombrado en Roma académico de mérito de la Academia de San Lucas.
El cabildo de la catedral de Cuenca reclamo sus servicios para levantar un transparente que rivalizara con el levantado por Narciso Tomé en la catedral de Toledo. Rodríguez lo situó en un ambulatorio gótico y resplandece gracias a la iluminación posterior e indirecta, por cuyo medio se consiguen unos espectaculares efectos. En 1754 edificó la destruida iglesia de San Norberto y en 1755 remodeló la de la Encarnación en Madrid. Y cuando su éxito parecía no conocer límite, Fernando VI honra a Marquet con el encargo de importantes obras en Aranjuez y Carlos III a la muerte de Sacchetti nombra a Sabatini como arquitecto real. Comenzó, a partir de 1760, a desarrollar sus obras más sobrias y contenidas, como la iglesia de los Agustinos Filipinos de Valladolid (triunfando ya el neoclasicismo en su fachada, aunque el interior es todavía de planta circular) , el colegio de Cirugía de Barcelona (1761, sede actual de la academia de Medicina), en el que sólo la geometría confiere expresividad a sus fachadas, y sus proyectos para la nueva Biblioteca y la fábrica de Vidrio de La Granja. Abordo la arquitectura palacial en Madrid, dejando diseños en los que se refleja su dependencia del trazado de la residencia real: Arenas de San Pedro, Liria (1970) que tiene caracteristicas de barroco italiano, Altamira (1773-1775), Astorga, Regalia y Osuna. Obtuvo el título de Maestro Mayor del Ayuntamiento de Madrid en 1764 y sus informes fueron decisivos para el ordenamiento urbano de la capital. Desarrollo también una actividad periférica de gran dimensión diseñando ayuntamientos, escuelas, puentes, mataderos, etc.: La plaza Mayor de Avila, el Hospital General de Madrid, la fachada de la catedral de Toledo, los baños de Caldas (1773), el sanatorio de trillo (1775) la cárcel de Brihuega, la iglesia Larravezna, El convento de los agustinos de Valladolid, etc. Nada le pudo compensar de la perdida del favor real, al fracaso de algunos proyectos: la puerta de Alcalá (Sabatini 1764, demostrando una grandeza superior a todo lo conocido hasta entonces) y la basílica de San Francisco (Sabatini 1768), se añadio la muerte de su esposa en 1776.
Su obra esta llena de experiencias audaces, postulando los extremos de la arquitectura barroca en operaciones que involucran términos estructurales del espacio. Pero imprimió orden y coherencia a su propia técnica, porque aspiró siempre a la esencia de las formas. Por ello en su proyectismo hay lógica, medida y control, una peculiaridad que otorga a sus superficies un alejamiento de las fantasías y de las utopías. |
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