La Condesa de Chinchón

La Condesa de Chinchón, Goya 1800

La condesa de chinchón.
Goya 1800
Colección Duques de Sueca, Boadilla del Monte.

La Condesa de Chinchón, la más tierna de todos sus retratos de mujeres, en lo cual el rostro infantil y la anchura frágil de los hombros se contrasten con el traje expansivo y hermosamente pintado. Este retrato es como un último adiós a las alegrías de la vida, porque poco después Goya se retiró y se aisló en su Quinta del Sordo en Madrid.

La Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura declaró el 19 de abril de 1996 a este cuadro como bien de interés cultural (H.11 - Pag. 20063, BOE 18 junio 1996).

El cuadro es una de las obras maestras y quizás el más famoso de los retratos femeninos de Goya. El aragonés la conoció en Arenas de San Pedro muy niña, donde la retrató de maja, y mantuvo hacia la familia del infante Luis Antonio desterrado un agradecimiento perpetuo, por que su etapa arenense significó un salto en el reconocimiento oficial.

Ha realizado el pintor una obra colmada en simpatía para esta condesa que le recuerda emociones imborrables. en el cuadro ha compensado con cariño manifiesto, con mucho desparpajo y algún que otro floripondio a esta princesa de la Paz no muy agraciada, pero con la que simpatizamos como marginada y de tristes destinos (Eduardo tejero Robledo).

Esta sentada en un sillón dorado. Destacan sus grandes ojos y su mirada melancólica. Las manos cogen los dedos en actitud tímida. En la sortija, retrato de Godoy. Vestido de alta cintura, que oculta su gravidez. Una cinta sujeta la toca bajo la barbilla. Los entendidos sostienen que Goya ha conseguido esa magia de ambiente


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