El infante don Luis de Borbón

Felipe V, Luis e Isabel de Farnesio, destalle de la Familia de Felipe V de Van Loo

Luis Antonio Jaime de Borbón [Madrid -1727, Arenas de san Pedro-1785], infante de España, cardenal y arzobispo de Toledo y Sevilla, XIII conde de Chinchón y protector de numerosos artistas.

Fue el menor de los hijos varones de Felipe V y de su segunda esposa Isabel de Farnesio y tuvo por hermanos a Fernando VI (1713-1759), Carlos III (1716-1788), María Ana (1718-1781, reina de Portugal), Felipe (1720-1765, duque de Parma), María Teresa (1726-1746, esposa del delfín de Francia) y María Antonia (1729-1785, reina de Cerdeña) y a los entonces ya fallecidos: Luis I (1707-1724), Felipe (1709,=), Felipe Pedro (1712-1719) y Francisco (1717,=).

Infancia (0-7 años), la familia.

El 25 de julio de 1727 nació Luis Antonio en el palacio del Buen Retiro de Madrid, le pusieron de nombre Luis en honor a su hermano Luis I fallecido en 1724, siendo apadrinado por su hermano Fernando (entonces príncipe de Asturias) y amamantado, durante dos años, por tres nodrizas manchegas especialmente buscadas al efecto.

En 1728 su padre sintiéndose enfermo (perdía en ciertos momentos totalmente la cabeza) intento dejar la Corona a su hijo Fernando (VI), cosa que logro impedir Isabel de Farnesio, que tuvo que retirarle al Rey la tinta y el papel para que no lo intentara de nuevo.

En 1729 se separaron de la familia su hermana María Ana Victoria (Mariannina) casada con el heredero de la corona portuguesa José de Braganza y su hermanastro Fernando, al que Isabel casó el 19 de enero con Bárbara de Braganza, dos años mayor, enfermiza, voluminosa y con el rostro surcado por profundas cicatrices de viruela, dejándoles como residencia el vetusto Alcázar madrileño.

El 27 de enero de 1729 y con objeto de mejorar la depresión del Rey, la familia real se traslada a Sevilla, en donde poco a poco se fue reponiendo Felipe V. Desde allí partió a finales de 1731 su hermano Carlos a hacerse cargo de los ducados de Parma, Toscana y Plasencia. Entonces Luis Antonio contaba con cuatro años y no volvería a ver a su hermano hasta 28 años más tarde, ya como Carlos III.

A principios de 1733 estalla el conflicto por la sucesión al trono polaco y viendo la posibilidad de aprovechar tal guerra para recuperar los reinos de Nápoles y Sicilia, decidieron volver a Madrid (ante la urgencia de las decisiones y la proximidad de los consejos y tribunales), instalándose en mayo en el Real Sitio de Aranjuez. Allí pasó Luis Antonio el resto de su infancia, en compañía de su madre, y de sus hermanos Felipe, María Teresa y María Antonia.

En 1734 en plena guerra europea su hermano Carlos conquisto los reinos de Nápoles y Sicilia, pero perdió los ducados italianos. El mismo año ardió el Alcázar de Madrid y Fernando (VI) y Bárbara hubieron de trasladarse al palacio del Buen Retiro. También se conoció en las cortes de España y Francia la imposibilidad física de engendrar por parte del príncipe Fernando (VI).

Joven y cardenal (7-27 años)

Luis Antonio había pasado sus primeros 7 años al cuidado de las mujeres, conforme marcaban las reales costumbres. Al cumplir los siete años se le puso cuarto aparte y paso a ser cuidado por los hombres de su cámara, siendo su ayo Aníbal Scotti. Durante esos años aprendió geografía, historia, religión, música, dibujo, francés, italiano, castellano y todo cuanto debía de saber un infante de la época.

El príncipe Fernando (VI) seria el futuro rey de España, el príncipe Carlos ya era rey de Nápoles, aún existían esperanzas de recuperar los ducados italianos de Parma y de Toscana para el príncipe Felipe (pues la reina era la heredera legal tanto de los Farnesio como de los Medicis) ¿Para Luis Antonio que quedaba? En 1734 murió el cardenal y arzobispo de Toledo Diego de Astorga y Céspedes y la Reina vio claro el futuro el menor de sus varones: seria la máxima autoridad eclesiástica en España, pues lo más parecido a una corona era una mitra.

Felipe V mostró al Papa su deseo de que el arzobispado pasara al infante. Clemente XII puso obstáculos, arguyendo la escasa edad del infante (y muy molesto con los Borbones por sus reclamaciones en Italia); no obstante, el 10 de noviembre de 1735 nombra a Luis Antonio administrador perpetuo en lo temporal de la diócesis de Toledo y el nueve de diciembre del mismo año, le concede el capelo cardenalicio (a los ocho años de edad) como cardenal-diácono de la Santa Romana Iglesia de Santa María de la Scala.

Concluida la guerra por la sucesión polaca en 1736, la Corte pareció entrar en una época pacifista. La Reina temiendo que el Rey volviera a caer de nuevo en la melancolía convino en hacer obras de embellecimiento en los palacios reales, prepara partidas de caza y organiza conciertos y bailes, el 13 de marzo de ese año Luis Antonio toma, oficialmente, posesión de la diócesis de Toledo, el 26 de noviembre del año siguiente, Clemente XII le otorga también la administración espiritual de la misma.

Felipe V cayo en uno de sus peores momentos de depresión e Isabel de Farnesio, conociendo que solo el canto calmaba sus arrebatos, mando llamar a Farinelli. El 25 de agosto, recién llegado a la Granja, cantó Farinelli para Felipe produciéndose una milagrosa curación. Ocupose también la reina de buscar esposas para sus hijos. Así caso en 1738 a Carlos con María Amalia de Sajonia y en agosto de 1739 a Felipe con la primogénita de Luis XV de Francia. Fue una época muy feliz para Luis Antonio, el palacio de Aranjuez bullía en actividades cortesanas y culturales.

En octubre de 1939 muere el emperador austriaco y toda Europa vuelve a la guerra (por la sucesión). El 19 de noviembre de 1741 Luis Antonio es investido Arzobispo de Sevilla, administrador in temporalibus. En febrero de 1742 su hermano Felipe (Pippo) parte para Italia con objeto de conseguir los ducados reclamados por su madre, Luis no le volvería a ver nunca más.

Los días 12, 13 y 14 de febrero de 1743 se celebró en Madrid la concesión de capelo cardenalicio a Luis Antonio, con fuegos artificiales y gran solemnidad, tras la celebración es su hermana María Teresa la que parte para Francia, casada con el Delfín para asegurar el apoyo francés en la guerra italiana.

El estatus de Luis Antonio y el monto de sus bienes rayaban en lo más alto, para satisfacción de la reina. Durante su minoría de edad las dos sedes arzobispales estuvieron en manos de administradores. Continuando Luis residiendo en la corte y no mostrando inclinación alguna ni por la iglesia ni por la vida religiosa, no ordenándose nunca sacerdote y empezando a albergar serias dudas de conciencia.

Luis Antonio no era especialmente brillante, con una madre absorbente y posesiva y una educación que dejaba mucho que desear, salió adocentado, irresponsable, callado y, por el momento, poco interesado por el mundo de las artes. Su interés fundamental era la caza a la que dedicaba casi todo su tiempo libre.

En 1746 muere su padre Felipe V y su madre Isabel de Farnesio es recluida (debido a su incurable propensión a la intriga y el entrometimiento) en el Real sitio de la Granja de San Ildefonso, por su hijastro el nuevo rey Fernando VI. Con ella permanecieron sus hijos Luis Antonio y María Antonia, así como la esposa de su hijo Felipe, Luisa Isabel.

A los 24 años Luis Antonio aún estaba bajo la tutela de su anciano ayo Aníbal Scotti, encontrándose su casa en el mayor desorden administrativo. El rey Fernando le tenia en gran estima y Luis solía frecuentar la corte de Madrid, con lo que podía mantener puntualmente informada a su madre de todo lo que acontecía en la Corte.

En 1748 finaliza la guerra y el tratado de Aquisgran concede a Felipe los ducados de Parma, Plasencia y Guastala y Luisa Isabel parte para reunirse con su esposo. En diciembre de 1749 María Antonia se casa con Víctor Amadeo, heredero al Trono sardo, afianzando los tronos de los infantes Felipe y Carlos. Luis Antonio se queda solo con su madre.

En 1754, con 27 años de edad, prescindiendo de la opinión de su madre, consciente de su falta de vocación religiosa y de su fuerte inclinación por el sexo, Luis Antonio decidió presentar a Fernando VI y a Benedicto XV su renuncia a todos los cargos eclesiásticos.

Escribiendo años más tarde a su hermano Carlos III: Debo confesaros que el único motivo que tuve, en otros días para renunciar al gobierno de las mitras, fue la íntima convicción en que estaba de que no tenía vocación para el estado eclesiástico, y antes bien, de sentirme con inclinaciones incompatibles de aquel santo estado.

El Papa acepto su renuncia el 18 de diciembre de 1754 y le concedió, como compensación, una pensión anual de 946.107 reales sobre las rentas del arzobispado de Toledo.

Emancipado y soltero (27-49 años)

Durante 1756 los reyes y el infante son retratados por Francesco Battaglioli en el castillo de Villaviciosa de Odón. Donde suelen acudir de cacería con bastante frecuencia.

El 27 agosto de 1758 murió de un terrible cáncer de Utero la reina Bárbara de Braganza y el rey, desolado, partió el mismo día, con Luis Antonio al palacio de Villaviciosa de Odón. Allí hablando continuamente de su difunta esposa, preso de serios desequilibrios mentales y durmiendo en un jergón con terribles pesadillas, falleció el 10 de agosto de 1759, nombrando sucesor a su hermano Carlos.

Desde Villaviciosa partió Luis a Guadalajara, siguiendo las directrices maternas, a recibir a su hermano Carlos, que no llegaría hasta diciembre. Su madre en silla de ruedas y casi ciega, se siente triunfante y regenta el estado, con la ayuda de Luis Antonio, hasta la llegada de Carlos.

Al heredar Carlos la corona española, conforme al tratado de Aquisgran, debería dejar el reino de Nápoles a su hermano Felipe y este debería devolver los ducados a Austria y Cerdeña. No obstante Carlos consiguió que estos (en guerra con Prusia e Inglaterra) aceptarán una indemnización y consintieran que cediese el trono de Nápoles a su hijo Fernando.

El 19 de julio de 1759 Carlos III fue investido rey y su hijo Carlos (IV) de once años, fue reconocido como príncipe de Asturias. No obstante el propio Carlos III sabía que ninguno de sus hijos tenía derecho a ser su heredero, por haber nacido y sido educados fuera de España, conforme a la Ley de Sucesión dictada por Felipe V y su subordinación a la ley de Toro. El infante Luis Antonio era él legítimo sucesor de Carlos III.

Los dos hermanos se alegraron del reencuentro y compartieron, desde entonces, cacerías y entretenimientos, más aún cuando en 1760 murió la reina María Amalia. Pero, a pesar del afecto, Luis Antonio pronto comenzó a verse forzado al celibato, pues su hermano Carlos le cerraba el paso a cualquier proyecto de matrimonio con princesas extranjeras, para evitarse problemas sucesorios.

Luis Antonio no contaba con bienes propios que poder dejar a sus descendientes, pero recibía importantes rentas de muchísimas encomiendas militares, que le suponían el control de extensísimas propiedades rurales por toda la mitad sur de la península, pues había sido investido, ya desde pequeño, con los hábitos de las cuatro ordenes militares. Procedió pues ha hacerse con un patrimonio propio.

En 1761 Luis Antonio compro el señorío de Boadilla a la señora de Mirabel, por 1.200.000 reales que aumento con compras a los concejos de Boadilla y Pozuelo de Alarcón, a los premonstratenses de San Joaquín de Madrid, y a las monjas de Santa Clara de Boadilla y el mismo año compro a su hermano Felipe (por catorce millones de maravedís) el extenso condado de Chinchón, que se encontraban próximos al señorío de Boadilla y a la corte de Madrid.

Palico del infante Don Luis y Monumento Nacional

Realizadas las compras, emprendió obras de mejora en todos sus estados y ordenó al arquitecto Ventura Rodríguez, con quien entablaría estrecha relación, la construcción en Boadilla de un palacio de estilo Neoclásico (1763-1765), donde comenzaría a reunir una rica pinacoteca y una amplia colección de libros, relojes, muebles y objetos variados. En los siguientes 15 años el palacio de Boadilla se convirtió en una pequeña corte ilustrada con la presencia de gran numero de artistas y grandes festejos.

En 1766, tras el motín de Esquilache, Carlos III se retira a Aranjuez, donde muere su madre Isabel. Luis Antonio heredo de su madre, entre otros objetos de valor, una extensa y valiosa colección de pintura que deposito en su palacio de Boadilla. Pero la muerte de su madre hizo más obvia su falta de familia propia y ello le llevó a reflexionar de forma decidida sobre la posibilidad de contraer matrimonio. Pero seguía Carlos III empecinado en que se mantuviese célibe para evitar problemas sucesorios. Con lo cual, tuvo don Luis que buscar amor y sexo lejos de la corte y en las mujeres del pueblo llano que no pusiesen en peligro su alta posición.

Primero hubo una mujer llamada Mariquita García, de la que probablemente tuvo un hijo, quien fue rápidamente desterrada a Palencia por el presidente del Consejo de Castilla.

No dudes escribía el infante al presidente del consejo, que está preñada y también es seguro que no es de otro, pues no ha visto a nadie sino a mí. Adiós y ten en cuenta a esa infeliz.

Luego vinieron Antoñita María Rodríguez (con la que posiblemente tuvo en 1769, un hijo llamado José de Flores) y un largo etcétera, lo que trajo el contagio de una enfermedad venérea (posiblemente sífilis).

Luis Antonio tenía a su servicio desde los 7 años lo que se conocía como el Cuarto del Infante, pequeña corte dotada de una numerosa servidumbre nombrada por el rey o directamente por el propio infante, en la que había capellanes, médicos, sangradores, cirujanos, tapiceros, sastres, pintores, escultores, relojeros, arcabuceros, cerrajeros, etc., así como un buen número de personal para proveer de todo lo necesario para la caza.

Luigi Boccherini

El violinista Francisco Landini, natural de Bolonia, estuvo al servicio del infante desde 1746 hasta 1782. El infante solía tener seis o siete músicos fijos a su servicio, no obstante la agrupación se ampliaba con otros instrumentistas que acudían a las academias que éste organizaba, como es el caso del violinista José Bonfanti.

Desde 1770 (Real Decreto de 8 de noviembre) y hasta la muerte del infante en 1785, estuvo a su servicio a Luigi Boccherini el compositor italiano conocido por sus obras de música de cámara y por haber sido uno de los primeros grandes virtuosos del violonchelo. Componiendo en Boadilla del Monte entre 1771 y 1772 su famoso Minueto.

Desde 1757 el pintor genovés Francesco Sasso fue profesor de dibujo de Luis Antonio en La Granja. En 1766 tras la muerte de Isabel de Farnesio, Sasso pasa al servicio del infante como su pintor de Cámara. También gozaron de la protección del infante Jacinto Gómez Pastor (desde 1776), como Manuel de la Cruz (desde 1772), Antonio Giovanni Barbazza (desde 1777), Charles Joseph Flipart, Antonio Ponz Piquer o las pintoras Ana María Mengs y Francisca Menéndez.

En 1774 el pintor Paret y Alcázar además de granjearse la protección del infante don Luis (le pensiono sus estudios en Roma), gana también su amistad y confianza en asuntos más íntimos; le preparaba las continuas correrías amorosas (trascendiendo algunas de ellas por el carácter escandaloso que tomaron).

Enterado Carlos III de las aventuras del infante y la parte que en ellas había tenido el pintor, desterró a Paret a Puerto Rico (1775) y alejo al infante de la corte. La enemistad del severo y desagradable padre Eleta "Alpargatilla", confesor de Carlos III, determinó la condena con más fuerza.

Escribió el embajador de Francia a Versalles: El infante don Luis tiene una predilección muy violenta por las mujeres. Hace tres o cuatro años que el rey, su hermano, informado de estas citas secretas, trato de poner fin a ello sin escándalos; el infante se hizo curar de una cierta enfermedad muy común en España y todo pasó bien; pero este príncipe, impulsado por su temperamento, se había buscado los medios para disponer de tres chicas a las que veía alternativamente durante los días de caza en el bosque, en los momentos en que estaba alejado del rey, a quien acompañaba siempre (...) en cuanto a las chicas y sus parientes, han sido echados y perseguidos

Luis Antonio pidió disculpas al rey y volvió a pedirle autorización para casarse:

Escribió más tarde Luis: Como se difirió mi enlace, he cometido, faltas que lamento, especialmente a causa del pesar que ha debido ocasionar al rey, mi hermano; pero a fin de evitar en lo sucesivo semejantes recaídas y no exponerme a afligir al rey, lo cual, después de la ofensa a Dios es para mí el más doloroso de todos los pesares, no hallo medio ninguno más que el casarme (...).

Matrimonio y destierro (49-58 años)

El rey se vio finalmente en la obligación moral de proporcionar matrimonio a su hermano, aunque sin dejar de proteger los intereses de sus herederos. Le propuso así matrimonio con su propia hija María Josefa, con quien por ser pequeña y contrahecha, seguramente no tendría descendencia. Aunque en un principio la infanta acepto, después rechazo la oferta por temor a que su tío no se hubiera curado del todo de la enfermedad venérea.

En 1776, abortado el proyecto de boda con su propia hija y ante la urgencia de su hermano, Carlos III accedió por fin a su boda pero como no quería dejar el menor resquicio, que a su muerte, pudiese aprovechar su hermano Luis Antonio (o sus hijos) para reclamar el trono. Dicto una pragmática mediante la cual se apartaba del trono a todo infante que se casara con persona que no fuera de sangre real o cuyo matrimonio no fuere consentido por el rey. Y en el caso de que tal matrimonio se produjera, los hijos del infante no heredarían ni el apellido ni las armas de los Borbones.

Infante Luis Antonio Jaime de Borbón, de 9 a 12 de la mañana del 11-9-1783, Francisco de Goya, Col. priv Duques de Sueca (Boadilla del Monte)
Información del cuadro

Luis Antonio no discutió los términos de la pragmática, dado su poco carácter y su escasa ambición y solicito a Carlos la licencia real de matrimonio. La cual fue redactada del siguiente modo:

  No permitiendo las circunstancias actuales el proporcionar matrimonio al infante Dn Luis mi hermano con persona igual a su alta esfera, y no pudiéndose por lo mismo convinar con el bien del estado el casamiento a que su vocación le llama:

   Vengo a concederle permiso para que pueda contraer matrimonio de conciencia, esto es, con persona desigual, según él me lo ha pedido: pero deberá ser ésta escogida en la clase a lo menos de caballeros particulares distinguidos y honrados; y será de la obligación del infante el comunicarme antes quién es la persona que eligiese, acuya circunstancia queda ligado este permiso general que ahora doy.

Luis Antonio no estaba enamorado de dama alguna y la tan deseada esposa fue buscada entre las más idóneas. Inmediatamente florecieron las propuestas de jóvenes damas (una hija del duque de Parque, una sobrina del marques de Campo Real, etc.) y la elección recayó finalmente, en una modesta sobrina del marqués de San Leonardo, que vivía recogida en la casa de este en La Granja, siendo su tía la marquesa quien velando por los intereses de la joven, había aireado su candidatura.

Según el marques: de buena cara, buena índole, sumo recogimiento, mucho entendimiento, mucha inocencia y gran educación.

María Teresa de Vallabriga y Rozas había nacido en Zaragoza el 6 de noviembre de 1759 (era treinta y dos años más joven que le infante) y solo se habían visto de forma esquiva en los jardines de la Granja. Le regalo el infante muchas y valiosas joyas (entre ellas un collar en lazo con 1.114 diamantes, que costó 143.410 reales).

La boda se celebró en la capilla del palacio de los duques de Fernandina en Olías del Rey, el 27 de junio de 1776 (registrado en Aranjuez por el notario Don Antonio Martínez de Salazar). Como único efecto brillante hubo una serenata compuesta por Boccherini.

Pasaron la luna de miel en el palacio de los condes de Altamira en Velada (donde llegaron el 3 de julio) y tomaron residencia en una finca de la localidad, mientras el rey les buscaba un emplazamiento más definitivo, lejos de la corte.

María Teresa de Vallabriga, de 11 a 12 del día 27-8-1783, Francisco de Goya. Col. priv. Duques de Sueca (Boadilla del Monte)
Información del cuadro

De allí partieron a Cadalso de los vidrios, donde se hospedaron en el palacio de Villena. Allí les nació el primer hijo, Luis María, el 22 de mayo de 1777. Los servidores del palacio trataron de modo altanero a los vecinos del pueblo (un incidente con la mujer de su maestro de caza) y estos acabaron apedreando el palacio y forzando a la familia a buscar un nuevo emplazamiento.

La nueva residencia elegida fue Arenas de San Pedro, que placía a don Luis por ser un lugar muy aventajado para la caza, pues don Luis ya había pernoctado en la casa de los señores Lletget (hoy casa de los Cejudos), en una de sus cacerías. En 1778 fijaron su residencia en Arenas, en el Palacio Viejo (casa de los Frías) y ocupando su séquito un buen número de casonas y corrales.

En arenas nació, el 6 de marzo de 1779, un segundo hijo llamado Antonio María, siendo apadrinado por el obispo de Avila Don Miguel Fernando Merino. Pero el niño murió en diciembre del mismo año.

El ayuntamiento de Arenas les cedió algunas tierras para la realización de un nuevo palacio a cambio de la financiación de ciertas obras publicas (la fuente de la Regala, canalización del arroyo Guisete a su paso por el pueblo, etc.) y en 1780 se acometió la construcción del palacio de la Mosquera.

Su hermana y reina de Portugal María Ana le visita en Arenas en 1780 encontrándole en muy triste estado. El 25 de agosto de 1780 prepara su testamento y se lo comunica a su amigo Don José Moriño, Conde de Floridablanca (lo actualizó nuevamente dos años después). El 26 de noviembre de 1780 nacío María Teresa Josefa y el 6 de junio de 1783 María Luisa Fernanda, ambas en el palacio de Velada, pues parece ser que a Doña María Teresa le daba miedo volver a parir en Arenas.

En 1783 se trasladaron al nuevo palacio, aún en construcción, bajo la dirección de Ventura Rodríguez. Al palacio se le doto de jardines, escalinata, torreones, oratorio, etc. El infante pasaba sus horas entre la caza y una gran dedicación a sus libros, sus colecciones y aficiones artísticas y científicas. Don Luís siguió acudiendo a la corte donde no podían ser recibidos ni su esposa ni sus hijos.

Familia del Infante Don Luis, Goya 1784, Fundación Magnani-Rocca, Corte di Mamiano, Parma. La esposa mirando al espectador, es peinada por su peluquero ante el Infante, sus hijos y sirvientes

Parece ser que fue Ventura Rodríguez (o quizás Floridablanca), quien llevó a Francisco de Goya a conocer al Infante Don Luis, con el que al parecer mantuvo cordiales relaciones. En la pequeña corte del Infante el pintor gozó de sus primeros triunfos y éxitos. Durante 1783 realizó varios retratos al matrimonio y a sus hijos. Entre ese año y el siguiente, Goya llego a pintar no menos de 17 cuadros (trasladados después a Boadilla del Monte). A partir de entonces, los personajes ilustrados de la corte, descubren el talento de Goya y comienzan a encargarle retratos.

Goya recuerda con agrado su estancia en Arenas, y conmovido cuenta por carta a su amigo Martín Zapater sobre sus cacerías con el Infante: " he salido dos veces a cazar con su Alteza y tira muy bien y la última tarde me dijo sobre tirar a un conejo; este piamontés aún es más aficionado que yo".

Con el tiempo el ambiente familiar fue enrareciéndose y acabo con interminables altercados domésticos. Se llego a rumorear que su esposa María Teresa mantenía relaciones con cierto sirviente llamado Francisco del Campo, que fue trasladado a Madrid. La casa del infante había caído en el mayor desorden, del que se culpaba a su esposa, tachándola de orgullosa, altanera y maleducada. El infante vivía intimidado por ella quien llegaba al insulto público más descarado. El confesor de don Luis, fray Urbano de Arcos, escribió al ministro Floridablanca:

Es muy regular que a S.A. le haya (su esposa) precisado a hacer las vajezas, que acostumbra, como pedir perdón, de rodillas, con lo demás, que con harto dolor mío, he presenciado otras veces.

En 1785 el infante acudió a la Corte a las bodas de los infantes Carlota Joaquina y Grabiel, con príncipes portugueses. Volvió muy enfermo y resentido al conocer la consideración desigual de que siempre había sido objeto por parte del rey.

El 30 de marzo de 1785, escribió Goya a su amigo Zapater: ayer fue el rey con su familia a Atocha, el pobre Infante Don Luis no pudo salir a despedirles, pues se encontraba en el Palacio, está muy malo. Holy le he besado la mano por despedida, que se marchaba a su casa de Arenas, le he visto a menudo estos días y creo que no saldrá de esta ...

Los síntomas eran de neumonía o de cáncer de aparato digestivo.

El rey le escribe el día 5 de agosto: ... hermano de mi vida y de mi corazón: he recibido con el mayor gusto tu carta ... pero siento más infinito lo que me dices que a veces no puedes llegar al cazadero por lo débil que estas ...

La enfermedad empeoraba y se pidió permiso al rey para trasladar al infante al clima más fresco de Boadilla, pero concedida la autorización, se negó don Luis a viajar por no poder hacerlo con su familia. A fines de junio no pudo escribir a su hermana la reina de Cerdeña por encontrarse muy débil. El 5 de agosto recibe la extrema unción y escribe su ultima carta al rey:

Hermano de mi alma me acavan de sacramentar, te pido por el lance en que estoi que cuides de mi muger y de mis Hijos y de mis pobres criados y a Dios.

La muerte le vino el 7 de agosto de 1785, a las seis menos cuarto de la mañana.

Su hermano Carlos le escribió el mismo día de su muerte: ... hermano de mi vida, de mi corazón; Bien sabes el amor que te tengo y así puedes imaginarte la aflicción que me causa el mal estado de tu salud ... en cuanto a tus cosas yo pensaré y no estando para más acabo abrazándote mil millones de veces de todo mi corazón ...

Dio orden en su testamento de que se diesen 2000 misas por su alma y ser enterrado en la capilla de su palacio de Boadilla y si no era posible, en la de Chinchón. Sin embargo, el rey ordenó que se le diese sepultura en la Capilla Real de Santuario de San Pedro de Alcántara, centro de espiritualidad de toda la comarca.

El rey decretó luto por tres meses en la corte, el primero de ellos riguroso. El cadáver del Infante permaneció cinco días de cuerpo presente, por voluntad del mismo y en pleno mes de agosto, como queriendo que su hermano se desplazara a Arenas (cosa que no hizo).

Le enterraron el 11 de agosto, el féretro se cerró con tres cerraduras, una de plata y dos de bronce, una permaneció en el convento y las otras se las entregaron al Rey.

De su familia también dispuso el rey. La altanera María Teresa quedo confinada en Arenas hasta 1792 y la educación de sus hijos fue encomendada al arzobispo de Toledo, trasladando a Luis María al palacio arzobispal y a sus hermanas al monasterio cisterciense bernardas de Toledo. Los tres participaron activamente en los acontecimientos liberales de principios del siglo XIX.

Luis Antonio dejo una sustanciosa herencia a su hijo Luis María. Quedaban las fincas de Velada y Arenas, el condado de Chinchón, el señorío de Boadilla, una importante colección de animales disecados, un diminuto zoológico, el gabinete de ciencias con instrumentos físico-matemáticos, un incipiente laboratorio de física y astronomía, la enorme biblioteca (engrosada con la compra de la del marques de Gamoneda) y una muy notable pinacoteca y galería de arte (con obras de Leonardo, Reni, Mengs, Andrea de Sarto, Coello, Durero, etc). Luis había contratado los servicios de pintores y artistas como Goya, Boccherini, Paret o Ventura Rodríguez. Fue junto a su sobrino don Grabiel, el infante más culto e interesado por las artes del siglo XVIII.

En 1800 el cuerpo de Luis Antonio fue trasladado, con todos los honores, al panteón de El Escorial.



Bibliografía

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